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El Principio

Una transacción cualquiera

Una transacción cualquiera

Vender el alma a cambio de promesas diestras sería más o menos un pacto con el diablo.

Nos encontramos en cualquier rincón y su oferta fue sugerente. A cambio de muy poco se llevaría mi alma y su nombre.

El pacto fue claro y conciso: yo le daba todo lo conseguido hasta la fecha y él me proporcionaba todo lo que nunca tendría con tantas palabras huecas, vacías y perdidas. Y ahora me siento viva, alimentándome a base de sonrientes esperas.

El diablo es mentiroso, lo sé de sobra. Me ha dejado la creencia de que lo divino es para los otros, para los que creen que el amor es cosa de dos.

Quiero recuerdos nuevos y después de todo ya no sufro si me los roba, sin alma no soy un blanco fácil. Ahora camino por las calles con la seguridad de que mis pasos no serán pateados más de dos veces por otro corazón ingenuo.

Le sugerí que fuera rápido, que no me tuviera esperando algo que él y yo sabíamos que tardaría siglos en conseguir... sonrió. Con esa sonrisa burlona del que se sabe más fuerte que nadie. "Las cosas las tendrás a su debido tiempo".

Su comportamiento fue digno de lo que es... un embustero, un farsante, un ladrón. Ahora mi alma pertenece a otros que la llenan de momentos.

Todo lo que había conseguido con demasiados esfuerzos, me lo arrancó de golpe.

La primera prueba: Aquel primer viaje enfrente de mis ojos. Portbou, el final de un lugar, el principio de una historia, el recuentro con otra etapa. La nota conseguida: Una lágrima vestida de sonrisa.

Y aquí estoy ahora, disfrazada de diablo, incapaz de pedirte prestada el alma, ni de robártela. Tan inocente como una niña sin corazón.

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