Blogia
El Principio

Pónme a prueba

Pónme a prueba

Dime, querida conocida de tropelías, ¿hasta cuando vas a tirar de mi cuerda? Veo que te han hablado bien de mí y no sé si decirte que me halaga. Has decidido ponerme a prueba, una vez más y tu estilo no es dar alternativas. Bien, vamos a ello.

El ser humano parece ser que no tiene límite de padecimiento y no tiene más remedio que ir demostrándote día a día que no podrás pues no tienes luz.

Te gusta jugar con mis fronteras, ver cómo me mido, cómo intento sacar la cabeza. Cuando has visto que sonreía, has decidido sacarme a bailar de nuevo.

Juegas con nuestros corazones porque tú no tienes. No sabes lo que es el calor en tu gélida existencia. Y aunque nunca lo reconozcas... te sorprendemos, una y otra vez. Con lo que piensas en asestar un nuevo golpe, doloroso y certero.

El que preparaste para mí, ya ha llegado. Está aquí, conmigo y nos estamos empezando a conocer. Dame tiempo, ese que tanto te sobra a ti y a mi me ahoga.

Podré contigo, querida. No sé quien ha tenido peor suerte; si yo por haberme cruzado en tu camino o tú por haberme elegido. ¿Ves la foto? Mírala bien y saca tus conclusiones.

Dame tiempo, niña. He bajado algún peldaño, no sonrías... no son tantos.

Deberías saber que las escaleras tienen dos sentidos. Tú, ocúpate de las bajadas, no sabes hacer otra cosa. Yo, me sentaré un instante en el escalón, dos tiritas, un cariñoso mimo y venga... hacia arriba, con mi vértigo, pero hacia arriba.

0 comentarios