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El Principio

Mi jardín

Mi jardín

 

Fascinada por la niebla diseminada de mi mente, encuentro el día en el jardín, dentro hubo quien pugnaba por llevárselo.

Ronda una curva en el carril de las puertas abiertas, inexorablemente voy abocada a cerrarlas. Difundiéndose entre hojas esa luz y yo... rodeando carcajadas de plena mejilla.

Hay rocío en la sombra y sigo viendo en la última isla un rayo de sol, creciendo poco a poco en la pared manchada.

El momento de pinchazo pasajero, de suelo húmero y tenso, da paso a escuchar cómo crecen los tallos en las plantas.

El aire se espesaba de nuevo. Denso en quietud, eterno por el aroma, de madreselvas frágiles o extendidas y entre los dedos de luna pálida todo su color.

Ya queda un abismo menos de sombra. Ninguna hoja se moverá a mi paso, flor sin pétalos, polillas sin asentarse. En el césped del jardín de mi sueño no quedarán huellas, los pasos comenzarán camino.

Fantasías psicotrópicas, de imaginario diario, rompiendo la ensordecedora tranquilidad de la naturaleza del día. Caracolear titubeo en el extremo sin piedad del día.

Por ahora eran los sueños. Sin llave no hay cofre, sin cofre no hay obsesión, sin obsesión no hay dolor, sin dolor... vuelvo a mi jardín.

El jardín que está por caminar, intacto, intocable... Y al fondo el viento, la lluvia, el sol y el mar.

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