Blogia
El Principio

Deseosos y ávidos

Deseosos y ávidos

Esta noche nos ha iluminado la luna gris, lanzando a nuestras siluetas su color. Alrededor, infinitos cromas reproduciéndose en estallidos de sabor.

Mis brazos por encima de la cabeza, tus dedos haciéndome sentir el desbocado latir de tu corazón habitado. Los músculos tensos, el sonido de tu movimiento en mi pecho, transmitiendo sensaciones nuevas. El goteo de mi sangre corriendo por tus venas, sintiendo su agradable calor mientras me inundo a lo largo de tu ser.

Yo, aspirando con fuerza y recostada en la curva que forma el final de tu cuello y el principio de tus hombros. Perladas gotas de sudor caen hasta mi hueco, con el único objetivo de morir en mi lengua. Se acumulan saladas y mías. El olor que emanas, sensaciones partidas en pleno cerebro, llenándome la cabeza hasta creer rebosar. Intento memorizar el mapa de tu sabor.

Siento el tacto cálido de tu mano, energía viva. Galopando hacia arriba, más y más alto, jadeando hasta el respiro. Tu vello erizado roza mi espalda hasta conseguir electricidad que retumba en tus ojos. Deseosos y ávidos.

Bajo nosotros, la frenética velocidad que pugna por imponerse. Hoy no, desacelera, sintámonos con los ojos cerrados. Bebamos de esta locura.

He encontrado un torbellino perdido entre tu rodilla y mi cadera. Tu aliento roza mi cara, noto tu húmeda saliva y la emoción palpita.

Una fascinante mirada, un leve gesto, la mente entrecruzada. Un sin sentido de alegría acabará por agotarnos para volver a crecernos en el susurro de un ademán. 

0 comentarios