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El Principio

Redes sociales

Redes sociales

Las redes sociales son como esos pequeños pueblos que todos hemos visitado en alguna ocasión.

Están los que pasean desde bien temprano por la carretera y los caminos hacia los huertos. Mirando el interior, disfrutando de esa nueva casa que se ha hecho el vecino, criticando la vida que lleva, el que ignora todo lo que tiene alrededor sean vecinos o amaneceres, incluso el que sale a hacer deporte o pasear al perro.

Los que van a echar la partida al bar, los que cigarrillo en boca, arreglan todos los problemas de la cosecha de su vecino, de la vida conyugal del de la calle Mayor, del cura y sus creencias, el alcalde y su política municipal…

Los del bar pueden ser equiparados a las abuelitas que desde aquella esquina estratégica, no dejan sin crítica a su amiga del alma (constructiva, por supuesto), las que con cada puntada que bordan van tejiendo una amistad duradera, las que vendrán un par de veces y no les interesarán los temas de los que se hablan…

Los chavales jóvenes que se van al parque para hacer su botellón, esos a los que no les interesa lo más mínimo todo aquello que huela a mañana. Hoy el día se despertó para disfrutarlo y es lo que harán…

Los vecinos que por la cantidad de horas que trabajan, pueden hacer poca vida social y podrán ser tanto criticados como ignorados, dependerá del grupo en el que caigan. Estará el que se encabrone, el que quiera entender el motivo de las críticas, el que ignore lo que ocurre a su alrededor…

Los archienemigos (…) que por aquel comentario desafortunado que hicieron sus hijos y nadie tuvo el valor -o las ganas- de arreglar, siguen sin hablarse y ya han pasado 10 años.

Incluso estoy yo que pasé por aquí y dejé mi opinión que nadie me pidió. Estos y tropocientos ejemplos más existen y existirán.

Lo que ninguno de nuestros vecinos tolerará son las faltas de respeto en casa propia. Nos podremos llevar mejor o peor, pensaremos los unos de los otros que somos demonios con patas o la mejor de las personas, pero… ni tú vas a venir a mi casa a faltarme al respeto, ni vas a consentir que yo lo haga en la tuya.

De ahí a cerrar los perfiles y moderar los comentarios, tardamos medio segundo. Después desde tu casa me contestarás lo que creas oportuno y seguiremos con esta “guerra” si tenemos tiempo y ganas de continuarla. Aunque, insisto, en mi casa quien modera el debate soy yo y si no te gusta, sigue camino hacia el bar, el paseo, las labores, el botellón o hacia tu propia vida que podría estar echándote de menos.

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