Cavilando
Aunque sienta la vida partida...
Busco aire sin hacer nada. La luz existente, la recibo con los ojos cerrados. Me hago libre en la cárcel que vivo. Escapo y soy consciente.
Nada espero, aquella senda acabó. Ahora soy canción y sueño. Mientras, oigo el silencio dando zarpazos.
Volveré a aprender lo inevitable -el nombre de cada cosa- de aquel que tenga una alegre selva y unas manos misteriosamente serenas. Necesitaré perder el inútil tiempo.
Aprenderé a tirar del freno de la existencia. Recogeré y guardaré los sueños de estas noches frías. Aprenderé a sumar lo razonable a lo eventual. A resistir lo irresistible... el brillo de tus ojos.
Frases robadas a mis paseos matutinos por un almacén destartalado. Pulidas en un blanco de pantalla que es mi cabeza.
Necesito nuevos recuerdos y queda mucho por hacer.
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