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El Principio

Mi barrio

Mi barrio

Mi barrio era de ladrillos rojos.

Para mí ese era el rasgo principal de su personalidad arquitectónica y urbanística: el ladrillo rojo contrastando con el verde de los jardines y el arbolado.

Por cuestiones laborales unas veces de mi padre y otras mías, he pasado una parte de la vida echando mucho de menos mi barrio de ladrillos rojos; algunas veces de forma dolorosa, según como fuese de desgraciado en determinados momentos en esos otros destinos, y siempre lo recordaba con nostalgia con sus ladrillos rojos iluminados por el sol de la primavera (imposible no idealizar el sitio donde eres tienes raíces y están los tuyos).

Las casas de mi barrio ahora empiezan a revestir sus fachadas de cubiertas de colores que le dan un aspecto anodino de decorado de cartón piedra, sin vida y sin personalidad.

Todo ello en aras de una mayor eficiencia energética que redunda, de forma instantánea, en mejoras en las economías de los inquilinos y beneficios ecológicos para todos que, en los tiempos que corren, no es moco de pavo.

Entiendo que siempre hay que renunciar a algo para conseguir otro algo. Pero no puedo evitar que me dé mucha pena echar de menos mi barrio de ladrillos rojos estando en mi barrio...

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