Exprimiendo la vida

La esperada y temida charla tuvo lugar el viernes. Dura por el contenido, aunque necesaria para aprender un poco más y conseguir continuar.

Las sospechas se han convertido en realidad. Es difícil digerirlo y el dolor menos vivo, es más tranquilo. El amor limpia nuestras vidas de arriba a abajo a la vez que hace estragos en otras. Intentar entender los sentimientos es imposible cuando el conocimiento te explota en la cara.

Ya sabes por mí lo que has leído y te lo vuelvo a repetir: Te quiero. He tocado el cielo y he bajado al infierno contigo. Asumo mi parte de culpa. No ha podido ser. Exprime la vida y no dejes nunca que esa chispa se vuelva a apagar. Es pequeña y débil, por eso has de cuidarla, mímala entre algodones. Habla hasta quedarte sin voz, sin miedo al daño que puedas causar. No creas que son consejos, es lo que te deseo de corazón, la felicidad que te mereces en tu nueva andadura. Espero poder disfrutar de tu amistad algún día.

Las cartas están boca arriba. Tienen que volver al montón para comenzar una nueva partida. Y ahora... sigamos a lo nuestro.

La frase demoledora de hace unos días parece haber sido casual. Tantas personas, tantas opiniones. Todos estamos tocados en lo que más tarda en cicatrizar y las barreras son altas.

Ayer estuve de cena y fue... increíble. Personas que te brindan lo que tienen, sin conocerte, sin querer nada a cambio. Es tan extraño pero tan sumamente real! Es la explosión de la soledad. Hace poco me dijo un amigo que necesitaba mi amistad como el aire que respiraba. No sabéis cómo agradezco éste oxígeno que recibo. Espero estar a la altura y poder dar tanto como recibo.

Ya sabes que soy valientemente miedosa. Estoy abrumada por todos los cambios que me miran desde la vuelta de la esquina. El puzzle sigue en construcción.

Y no me regañes, ahora tengo un ritmo egoístamente lento. Nunca me había costado tanto escribir como hoy...