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El Principio

El viento que vino

El viento que vino

Ayer lloré de nuevo, hasta que me quedé dormida. Ese lloro incontrolable, que sale de dentro, como el de los niños ... con hipo. Esas lágrimas que me hacen bien, aunque vayan entrelazadas con dolor, miedo e impotencia. Lágrimas de sorpresa, lágrimas de gratitud, para inclinarse y quitarse el sombrero. Una bofetada a mi tozudez. Un "ten cuidado y no te dejes llevar por el corazón", un "aquí empieza la lucha". Y no estoy sola.

"Alguien" me ha traído una corriente de aire fresco. Y ese vendaval vino a verme... Ya no me siento sola.

Sin pedir ayuda, supo ver más allá.  Ese es mi fallo, hay que saber interpretarme. Demasiada hojarasca para levantar yo sola. Me regaló uno de sus soplos y lo hizo a la perfección.

El fuerte viento. Ese que a veces hay que invocar y otras apaciguar.

Yo que me creía tan fuerte. Toda fortaleza necesita avituallamiento para poder continuar defendiéndose del asedio. Espero haber aprendido la lección.

Si yo le ayudo ... él sabrá ayudarme. Si yo le dejo pasar ... él sabrá instalarse.

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