Amanece

Esto y todo es un diálogo, siempre ha sido así. Aquí y en la distancia, allí y en su momento. Nos retroalimentamos de muchas maneras, de tantas como conocemos. Siempre estamos en el camino, persiguiendo ese reconocimiento que en ocasiones llega. Me siento muy honrada de tenerte como ente paralelo, duele mucho la soledad del corredor de fondo. Hoy es el segundo día de una nueva cifra. Avanzar es lo único importante, pero no a cualquier precio. No me hables de azules que no volverán, los que yo quiero ver están a este lado del Mediterráneo.

El final del año fue absolutamente tranquilo. Sin penas, lamentos ni celebraciones, porque así lo decidí. Me pilló en la terraza, deseándole a mi nuevo oyente todos los típicos tópicos. Los primeros minutos se encontraron con una mirada de reto reposado y un pensamiento para él. En cinco minutos me fui a descansar, por el esfuerzo.

Una ducha lo cura casi todo. Unas horas de cama, un plato de comida y un vaso de bebida hacen el resto. Amanece, dentro y fuera. A empezar de nuevo. La lucha contínua, la rueda de la vida avanza inexorablemente por encima del calendario que toque. Tengo musas renovadas, gente que me hace mucho más llevaderas estas horas de escritura compulsiva.

El sol sucumbe a las tinieblas. La luz cubre esta faz de la tierra. Quizá... Pero no, habrá un mañana junto a un pasado, y la esperanza reinará de nuevo. El dolor nunca vence, por mucho que se obsesione en ello. Ser positivo conlleva aplastar todo rastro de pesimismo inútil. Me espera un día de trabajo y el pijama se viste de gala para irse de fin de semana.