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El Principio

Gestos

Gestos

 

A veces se me hace muy difícil entender el comportamiento del ser humano. Me resulta muy complicado intentar justificar el ego, incluso el mío. Intento justificar conductas egoístas que creo intuir, y más aún si es de personas que han estado próximas a mí.

Ya quedaron en tiempos pasados mil historias por recordar, experiencias vividas en plural que forjaron cada uno de los lazos que amarraba nuestra amistad. Situaciones bañadas en sonrisas y también en lloros, momentos especiales que cimentaron aquel aprecio sentido. Miles de gestos amables, recíprocos y altruistas fueron habituales a lo largo de aquella relación.

Pero, a veces, una sola acción puede dar al traste con todo, una mala elección individual puede condenar una relación. Y a partir de aquí cada momento, quizás, será una nueva ocasión para ignorarse, para hacer más grande la rendija entre los dos egos. Cada pequeño gesto será malinterpretado y seguro que será contraatacado con una respuesta, quizás, desproporcionada.

Ahora ya se han perdido los argumentos y la verdad. Ahora cada cual debe mirar por sí mismo e intentar retomar la vida anterior, con un pedazo menos de aprecio.

Porque el mundo gira y gira inevitablemente y el camino se va llenando de gestos, buenos y malos, que dejan cada historia particular en una mera anécdota más dentro del absurdo general.

Si pudiéramos sumar la cantidad de afecto que nos tuvimos. Dos accidentes tuvieron la culpa, en uno te dejaste los huesos y el amor, en el otro... la cabeza.

Para no mentirte, a veces te echo de menos y te recuerdo, sólo a veces.

 

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