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El Principio

La radio

La radio

Hace unos días pensaba en la radio y la relación que tengo con ella. Para mí la radio es compañía y proximidad. Es un espacio que se hace propio cada oyente, cada susurro dirigido a uno mismo. Hacer radio es estar con los oyentes, no la concibo de otra forma. Escuchar radio es estar con alguien y apartar, entre otras cosas, el ahogo de la soledad.

Pasamos toda la vida acompañados por personas queridas o de su ausencia. De muchas o pocas, aunque todos ellos son seres que dejan su huella a nuestro lado como una sombra perpetua, eterna y hasta necesaria.

Buscamos la comprensión del otro, su cariño, atención y estima. Es cierto que uno siempre sueña más que el otro, da más y espera menos del otro. Todos, en definitiva, esperamos algo de alguien. El fantástico mundo de las expectativas. No hay mayor condena que el silencio y el vacío que deja. No hay mayor tortura que el silencio de la espera.

Hace unos años una carta despertaba el corazón doliente por la espera. En la era que nos ha tocado vivir de códigos nuevos, el corazón lo altera el sonido del mensaje recibido. Siempre con la esperanza que alguien, por un momento al menos, quiera estar contigo.

Nunca podría dejar la radio (y nunca es un término demasiado categórico). Me ha acompañado toda mi vida. Le debo muchas horas de carcajadas con Alfonso Arús, de imaginación al vuelo con Federico Pérez de Lema, de opinión y análisis con Júlia Otero, de curiosidad perpetua con Miguel Blanco y hasta de un intento de compresión con Federico Jiménez Losantos.

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